Un 26 de julio de 1527, en las costas áridas del occidente venezolano, nacía la ciudad de Santa Ana de Coro, bajo la iniciativa del conquistador español Juan Martín de Ampíes. Esta fundación no solo marcó el inicio de la urbanización en el territorio que más tarde sería conocido como Venezuela, sino que también se convirtió en uno de los enclaves históricos y culturales más importantes del país.

Coro fue la primera capital de la provincia de Venezuela y, siglos después, la primera ciudad venezolana en ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Representa el punto de partida de la historia hispánica en nuestro territorio, una ciudad que, más allá de sus muros de tapia y calles de piedra, guarda en su interior las huellas profundas del mestizaje, la fe, la resistencia y la transformación cultural.
Juan de Ampíes y el nacimiento de Santa Ana de Coro

La historia de Coro está íntimamente ligada a la figura de Juan Martín de Ampíes, antiguo protector de indígenas en Santo Domingo y uno de los pocos funcionarios coloniales que intentó negociar la pacificación con los pueblos originarios antes de imponer la fuerza. Fue él quien, tras pactar con el cacique Manaure, estableció el primer asentamiento formal de los españoles en territorio continental venezolano.
El nombre original de la ciudad —Santa Ana de Coro— responde a la tradición española de colocar nombres cristianos a las fundaciones, en este caso en honor a Santa Ana, madre de la Virgen María y patrona del lugar. La fundación fue estratégica: permitía un punto de entrada para la colonización y la evangelización, así como una base para la exploración del interior del continente.
Durante un tiempo, Coro fue la sede del poder colonial en la región, albergando al primer obispo y sirviendo como punto de contacto entre Europa y América. Incluso fue desde allí que se organizó la fallida expedición de Ambrosio Alfinger, iniciando un capítulo de violencia y conquista que contrastó con las primeras intenciones más diplomáticas de Ampíes.
Una ciudad pionera en cultura, fe y arquitectura

Coro no solo fue la primera capital de Venezuela; también fue pionera en muchos sentidos: allí se estableció la primera diócesis del país en 1531, y su catedral, iniciada en 1583, es una de las más antiguas del continente. Su centro histórico conserva más de 600 edificaciones de valor patrimonial, muchas de ellas construidas con técnicas mixtas de arquitectura andaluza y mudéjar, adaptadas a los materiales y condiciones locales.
La ciudad ha resistido el paso del tiempo, los embates del clima y las tensiones de la modernidad. En 1993, la UNESCO declaró a Coro y su puerto de La Vela como Patrimonio de la Humanidad, reconociendo su autenticidad y la riqueza de su legado colonial. Aunque en 2005 fue incluida en la lista de Patrimonio en Peligro debido a problemas de conservación, Coro sigue siendo un referente de nuestra historia arquitectónica, espiritual y cultural.
Hoy, Santa Ana de Coro no solo es motivo de orgullo para el estado Falcón, sino para toda Venezuela. Su aniversario es ocasión para mirar hacia atrás y recordar los orígenes de nuestra vida urbana, así como para renovar el compromiso con la preservación de nuestra memoria histórica.
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