
Guardiana del cuidado y la humanidad con una vida al servicio de los demás
A los 94 años, la enfermera María Teresa Párima sigue de pie en los pasillos del Hospital Carlos J. Bello de la Cruz Roja Venezolana, ejerciendo con la misma vocación con la que inició su camino hace más de siete décadas. Su nombre, sinónimo de entrega y compasión, acaba de recibir el reconocimiento más alto que otorga el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR): la Medalla Florence Nightingale, símbolo mundial de excelencia y servicio en la enfermería.
El homenaje, celebrado en el Centro Cultural Chacao, reunió a representantes nacionales e internacionales que rindieron tributo a una trayectoria marcada por la ética, la formación y la solidaridad. En palabras del presidente de la Cruz Roja Venezolana, Dr. Luis Farías:
“María Teresa, tu nombre está inscrito para siempre en la historia de nuestra institución. Has sido testigo y protagonista de las más difíciles circunstancias que ha enfrentado nuestro país; has acompañado a miles de personas en hospitales, en comunidades apartadas, en emergencias y desastres. Tu trayectoria está profundamente ligada al Hospital Carlos J. Bello de la Cruz Roja Venezolana, donde han nacido miles de venezolanos bajo tu asistencia, bajo tu mirada atenta y tu cuidado lleno de humanidad.”
La enfermera venezolana que dedicó más de siete décadas al servicio humanitario
Nacida el 21 de septiembre de 1930 en el estado Anzoátegui, Párima descubrió su vocación gracias a una beca que le permitió formarse en la Escuela Municipal de Enfermería, donde egresó en 1951. Desde entonces, su vida se entrelazó con los ideales de la Cruz Roja: servir sin distinción, aliviar el sufrimiento y acompañar en los momentos más difíciles.
Su labor se hizo visible en los capítulos más duros de la historia venezolana: el deslave de Vargas, el terremoto de Caracas, la pandemia de COVID-19. En cada emergencia, su presencia significó calma, liderazgo y esperanza. También ha sido mentora y formadora de generaciones de enfermeros y voluntarios que hoy reconocen en ella una maestra, una guía y una inspiración.
Una vida de entrega, liderazgo y amor al prójimo

Durante la ceremonia, Valérie Aubert, jefa del Comité Internacional de la Cruz Roja en Venezuela, destacó que Párima encarna “los valores más profundos de nuestra misión: servir con compasión, cuidar con dignidad y actuar con coraje”. Su figura representa la esencia de la enfermería humanitaria: el compromiso silencioso, el trabajo constante y la fe en la bondad como motor del cambio.
La Medalla Florence Nightingale, instituida en 1912, se entrega cada dos años en Ginebra a profesionales que han demostrado dedicación excepcional en contextos de conflicto o desastre. Este año, el nombre de María Teresa Párima quedó inscrito entre los de quienes han hecho de su vida un acto de amor hacia los demás.
El legado de una mujer ejemplar
Con serenidad y gratitud, Párima dedicó su galardón a todos los miembros de la Cruz Roja Venezolana:
“Esta medalla no me pertenece únicamente. Es un reconocimiento que comparto con cada enfermera y enfermero, con cada voluntario que ha trabajado a mi lado. Mientras tenga fuerzas y mi mente se mantenga clara, seguiré aquí, al servicio de la Cruz Roja y de mi país.”
Su voz, firme y cálida, resume una vida entera dedicada al cuidado y la esperanza. María Teresa Párima es, sin duda, un ejemplo de vocación, liderazgo y humanidad, una mujer que ha hecho de la enfermería no solo una profesión, sino una misión de vida.
El acto culminó con un aplauso de pie, acompañado por la Orquesta Sinfónica Ayacucho, dirigida por la maestra Elisa Vegas. Un cierre a la altura de quien, desde la humildad y el amor al prójimo, ha inspirado a todo un país.
Fuente: Cruz Roja Venezolana, octubre 2025.
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