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Joselin Ledezma Tampoa no solo enseña música, ella la vive

«Soy inmensamente feliz cantando y enseñando»

Joselín Ledezma Tampoa es pianista, cantante, directora de coros y docente. Es la gerente educativa del proyecto Creando Pilares, una plataforma establecida para la promoción y el acompañamiento artístico-pedagógico de artistas venezolanos y latinoamericanos, reto que asume con mucha alegría. Trabaja cada día para realzar a los jóvenes músicos y para generar espacios educativos que buscan sensibilizar y nutrir  al mundo con música.

«Cuando Dios nos premia con el talento, es nuestro deber desarrollarlo para el disfrute y beneficio de los que nos rodean.»

Joselin
Joselin Ledezma es pianista, cantante, directora de coros y docente.

La trayectoria de Joselin Ledezma comenzó con piano, seguido de un diploma en Canto Lírico más una licenciatura en educación musical. Posee una amplia formación en dirección coral y especialidad en Gerencia Educativa, además de una Certificación en Rítmica Dalcroze. «Yo puedo decir que mi carrera se ha centrado, principalmente, entre la docencia, el canto y esporádicos coqueteos con la dirección coral».

El canto es un gran placer para Joselin Ledezma, suele crear proyectos temáticos con repertorios latinoamericanos y venezolanos. Cada día su motor de motivación para cantar es impulsado por el calor y el apoyo que recibe del público, lo que considera un regalo invalorable. Por otra parte, como docente, «siento una satisfacción enorme cuando vislumbro mis huellas en mis alumnos.» Su mayor satisfacción es verlos autónomos, como fiel creyente de la “capacidad del otro”, es feliz cuando los estudiantes pueden hacer solos su trabajo. A su vez, este mismo impulso por enseñar y ver que su aporte es significativo en la vida de otros, hace que continúe en nuestro país

Como maestra, Joselin Ledezma utiliza la Rítmica Jaques-Dalcroz, una metodología de enseñanza musical que sucede relacionando el movimiento corporal con el movimiento musical. Busca desarrollar en la persona sus facultades artísticas. La Rítmica Jaques-Dalcroze trabaja la percepción musical, la conciencia corporal y sobre todo, el desarrollo de la musicalidad. Lo que Ledezma ve más que una enseñanza musical, es también aplicada para la vida. Es una forma de enseñar música que apuesta por la sensibilización, la capacidad de adaptación, de integración y de socialización. Cuando descubrió este método, fue un cambio radical. «Yo diría que más bien reafirmó lo que yo pensaba y me mostró un panorama mucho más real de mi misma como artista y como docente.»

En el 2007, Joselin Ledezma asistió al Congreso Internacional de Rítmica Dalcroze en Ginebra, donde descubrió que docentes, ejecutantes y artistas utilizaban la Rítmica Dalcroz. La llevó también a descubrir que su perspectiva de enseñanza era algo real que estaba aconteciendo en el mundo, «no era una locura: ¡yo estaba en lo correcto!». Para Joselin un maestro de música debe ser un artista activo que viva la música, pero aunque parezca lógico, no lo es para todos los profesionales del área. Muchos músicos se dedican a la enseñanza por no tener verdadera pasión. Así que se convenció aún más de que un maestro de música debe ser primero músico, artista y luego maestro. «Es imposible enseñar lo que no sabes o peor aún lo que no has vivido ni experimentado. «

En años posteriores, Joselin se certificó para la aplicación de los Principios Dalcrozianos en el Conservatorio de las Rosas en Morelia – Michoacán (México), donde también le dio forma a su enseñanza artístico-musical. Esta es la voz como recurso primordial del maestro de música, así que Ledezma se fija en el único objetivo de enseñar a cantar, pero dejando un resultado bien hecho. Es también colaboradora como docente del Instituto Dalcroze México en los cursos de formación dalcroziana y el Diplomado en Ritmica Dalcroze.

La Rítmica Dalcroze le hizo disfrutar su hallazgo personal «comodidad corporal para cantar». Logrando mayor libertad en su expresión y musicalidad. En un nivel de comprensión más allá de lo teórico, que toca la vivencia, quedándose grabado en los mapas corporales. Es sentirse cómoda con lo que tiene y usarlo para hacer música. Llegó a la conclusión de que la Rítmica se experimenta como artista y músico para luego vivirla, después será más sencilla enseñarla.

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Trabaja como gerente educativa del proyecto Creando Pilares y en el Instituto Dalcroze México.

«El arte es, indiscutiblemente, alimento de almas»

La pasión musical de Joselin Ledezma surgió por sus padres quienes siempre fueron sensibles a las artes. A sus 3 años la llevaron por primera vez a clases de música. Siguió su infancia de esa forma, estudiando piano, violin y cantando en coro de niños. Para su adolescencia ya era natural decidir que la música sería su única opción en la universidad. Lo que nunca fue una discusión con sus padres, «todo lo contrario, ellos me acompañaron y apoyaron siempre.»

En cuanto al talento musical, para Joselin es hereditario de su madre, una maestra extraordinaria y aunque no es músico profesional, «canta bellísimo  y  ha sido coralista  toda la vida.» Esto la lleva a mencionar sus inspiraciones, como la mezzosoprano venezolana Aída Navarro, con quien se formó como cantante. Volviéndose un ejemplo de exigencia y de pasión desbordada por la enseñanza para Joselín, además de ser uno de sus grandes modelos de excelencia artística. Al igual que Silvia del Bianco, pianista y maestra de Rítmica de origen argentino, radicada en Suiza. Es la directora del Instituto Jaques Dalcroze y actualmente grandes amigas.

Para la vida de las personas, Joselin Ledezma considera que la música aporta sensibilidad, receptividad, flexibilidad y felicidad. La música está presente en las vidas de todos, quienes de una forma u otra han cantado, tarareado, bailado y utilizado en muchas ocasiones. «Los seres humanos tenemos la bondad de poder disfrutar de la música como hecho creativo, como válvula de escape o como vínculo con lo afectivo y lo nacional.» Por lo que está segura de que la enseñanza artística cada vez cobra más valor por sí misma, dado que este provee al ser humano un panorama más amplio del mundo y de sus posibilidades.

Las artes estimulan la imaginación, creatividad y la flexibilidad del pensamiento. Un niño en contacto con las artes tiene una visión armoniosa de sí mismo y de su entorno. Así, ser docente significa todo para Joselin Ledezma. Es un compromiso enorme que asume como apostolado. Está consciente de que es un oficio permanente y sin tregua, no hay descanso. Es un camino de ida y vuelta: de la artista a la maestra y de la maestra a la artista. «No es una cosa aislada, es parte de mi vida, parte de mi día a día. La docencia es mi pasión.»

Lo que lleva al punto de ¿cuál es el reto para los docentes?, para Joselin Ledezma es ser inspiración. Más que verse como un maestro sabio que conoce todo, lo ve como la oportunidad permanente de aprendizaje. Se considera afortunada porque en todos los años de enseñanza ella ha sido quien más ha aprendido. Pero entre toda la situación del país, el reto está en permanecer, aportar y construir. «Los docentes tenemos el deber de contribuir al desarrollo de la conciencia de los jóvenes desde nuestra trinchera: el salón de clase.» De hecho, Joselin considera que las instituciones inteligentes dedican tiempo a revisarse y autoevaluarse, lo que sin pasión por educar, se hace imposible. Siempre se debe danzar con los cambios, adaptarse y reinventarse.

«La música, nos hace más sensibles, más perceptivos, más flexibles y, definitivamente, más felices»

La faceta de Joselin Ledezma como corista es un recurso invalorable para la educación musical. De hecho, lo que se aprende en el coro es necesario para un docente musical, quien se volverá mucho más completo cuando maneje las técnicas de dirección y el montaje de repertorio, incluyendo inevitablemente cantar bien. Un director coral u orquestal es un profesional integral cuando comprende que también es un docente, un educador, un líder que tiene sobre sus hombros la responsabilidad de desarrollar en sus coreutas o en sus instrumentistas la comprensión de la música, la expresión y la musicalidad.

La propuesta pedagógica de Joselin Ledezma es centrarse en la voz y el cuerpo como recursos primordiales del maestro y del artista formador. Su aporte en hacerle entender al estudiante el valor del canto y del movimiento corporal para el desarrollo musical. «El cultivo de la sensibilidad y de la empatía, nos hacen mejores personas y mejores músicos.» Como una mujer siempre activa, Joselín se siente orgullosa sumando a la construcción del país, «he hecho lo correcto, quedándome y brindando mi experiencia a mis estudiantes.» Pero su logro personal es sentirse muy contenta con lo que hace, sintiéndose afortunada de trabajar en lo que ama.

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Joselin Ledezma: «Uno ama su tierra, no hay más…»

Joselín Ledezma Tampoa es barquisimetana, devota de la Divina Pastora quien lleva años en Caracas desde que se mudo para estudiar en el Instituto Universitario de Estudios Musicales (Iudem) hoy UNEARTE. «Amante empedernida de este país y fiel creyente de que los tiempos oscuros que vivimos no son eternos». Para Joselin, Venezuela vale la pena, al igual que permanecer aquí, construyendo, creando y enseñando. Joselin es una venezolana que vive, padece y a la vez, disfruta profundamente de su país.

Sus lugares favoritos son Caracas, por abrirle las puertas y donde ha vivido la mitad de su vida. Le sigue Margarita, su lugar de reseteo y refrescamiento. Por último, su terruño, Barquisimeto, su historia y su pueblo. Siempre extraña sus atardeceres que valen todo, más porque es el hogar familiar, el lugar que tiene un espacio en su corazón. «Sigo pensando que es el mejor país y con la mejor gente del mundo, con el cielo más azul, el mar más espectacular, los paisajes más inspiradores y, por supuesto, la comida más deliciosa.» En cuanto a comida venezolana, los tequeños, las empanadas normales (de queso) lo cual disfruta más en Playa Guacuco, o una arepa rellena de queso telita, tomate y albahaca. «Uno ama su tierra, no hay más…»

Con respecto a su familia, es el cable que la conecta a tierra. Aunque posee la mitad de ella fuera de Venezuela, son tan importantes que aún en la distancia son más cercanos. «Con buenos ejemplos, con exigencia, respeto y un profundo amor.» Lejos de su rol como soprano, pocas veces puede desprenderse de él porque se trata de su identidad misma, y en sus tiempos libres (que poco tiene) Joselin ama viajar. «Conocer lugares nuevos, escuchar sus sonidos, probar sus sabores, ver el mundo que hay allá afuera, es necesario. Hay que viajar. Viajar es la mejor manera de mantenernos vivos y actuales». La jardinería también es otra forma de distraerse en su casa, le produce calma cuidar sus plantas, «La jardinería me ha enseñado el valor de cultivar, de abonar, de dar tiempo y luego disfrutar de los resultados.» Lo que ve como principio de vida, cultivar lo que siembras.

La mamá de Joselin es la mayor inspiración para su vida, una mujer creativa, incansable, exigente a rabiar, con una energía inagotable y un gran don para la concordia y la armonía. Ella y su papá le enseñaron la importancia del trabajo, la honestidad y el respeto por los demás. Su madre la sigue inspirando a mantenerse activa, sin excusas para cansarse ni claudicar. Es su madre la fuerza que sostiene y mantiene unida la familia en todas las circunstancias. A su vez, fueron sus padres quienes motivaron a Joselin durante su carrera, «La mejor enseñanza es el buen ejemplo».

Los planes de Joselin Ledezma a mediano plazo son continuar trabajando en Venezuela. Posicionando como organización artística de referencia en Venezuela y en América Latina a Creando Pilares. Seguir cantando, enseñando, diseñando, construyendo espacios educativos y desarrollando proyectos artísticos de calidad.

Considerando que Joselin ve los consejos con mucho compromiso, recomienda a los jóvenes interesados en educar y en la música a respetar profundamente la profesión. Que vean el privilegio y responsabilidad enorme que deciden asumir. «Los jóvenes venezolanos deben entender que nada llega de gratis, ni cae del cielo; eso es una fantasía. Debemos estudiar, formarnos, trabajar y producir nuestros propios logros.»

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