Los venezolanos hemos demostrado a lo largo de nuestra historia una gran resiliencia, el poder de seguir adelante a pesar de todas las adversidades que se nos presenten, de adaptarnos a las curvas que nos lance la vida. Y es precisamente lo que nos demuestra la historia de Luis Zorrilla, un venezolano que, cómo muchos, trabajaba para mantener a su familia, pero que la vida le jugó una mala pasada, siendo el arte el que le dio la esperanza de seguir.
El fotógrafo venezolano Isaac Paniza, mejor conocido como Ipaniza, retrató la historia de Luis. Todo gracias a las redes sociales, que con una publicación en Instagram alcanzó más de 41000 corazoncitos y contando. A través de ese espacio nuestro equipo fue capaz de contactarlo, a lo que accedió con mucho gusto, y demostrando esa humildad que lo caracteriza, nos respondió esta entrevista. La cual esperamos que le haga justicia a la increíble historia que nos cuenta. Continúa leyendo para conocer todo sobre Luis Zorrilla.
La curva que la vida le lanza a Luis Zorrilla
Todos los venezolanos sabemos la satisfacción que nos da pasar tiempo en familia, y fue precisamente en uno de esos momentos, cuando la vida le lanzó su curva más difícil a Luis. Su accidente ocurrió en 2010, un sábado de julio, mes considerado de vacaciones escolares. Con toda su familia fue a Higuerote y, luego de pasar un buen rato en la playa, decidieron desviarse a un río y fue donde ocurrió la tragedia.
La altura de Luis de 1.92 mts le juega en contra, ya que al lanzarse a un pozo de poca profundidad, para no caer de frente y llevarse el golpe en la cara, realizó un mal movimiento con el cuello que le ocasionó una fractura en una de las vértebras de la cervical, la C5. Minutos terribles como nos comenta Luis: “… quedé flotando boca abajo pero consciente de todo lo que me estaba pasando, no podía mover mi cuerpo, solo movía el cuello. Duré un rato flotando y aguantando la respiración, mi familia pensaba que yo estaba echando broma pero al ver que yo no respondía corrieron a sacarme del río”.
Fueron al centro de salud más cercano pero en esa época ya habían muchas fallas en la salud pública. Fue trasladado a una clínica en La Urbina, parroquia Sucre del estado Miranda, donde gracias a su trabajo anterior en Empresas Polar es tratado con lo mejor. La cirugía en la cervical fue realizada pero sin muchas esperanzas de que pudiera volver a caminar, “El pronóstico de los doctores era que yo iba a quedar postrado en cama para toda la vida, al mes de la operación volví a dónde el doctor sentado en una silla de ruedas, se sorprendió porque pensaba verme acostado en una camilla”.
Pero con toda la fuerza que tenía Luis por dentro pudo retomar algo de movilidad: “Perdí gran parte de movilidad en mi cuerpo, no muevo las piernas, no tengo control del tronco, no muevo los dedos de las manos, solo los codos, hombros y cuello”. Esta etapa de su vida ha sido todo un reto tras otro: “Fue una experiencia que no se la desearía a alguien. Algo muy horrible y doloroso pero mi fe y optimismo, sumado al apoyo familiar y las ganas de luchar por mis hijas, me hicieron un hombre fuerte. La clave está en que pude aceptarme como soy”.
Y es precisamente eso lo que lo lleva al arte, hacer una introspección de sí mismo y descubrir quién es Luis Zorrilla antes y después del accidente, es lo que lo devuelve a un hobby que había dejado hace mucho.
El arte le devuelve la esperanza a Luis
“Desde niño dibujaba mucho, me encantaba dibujar, pero luego en la adolescencia empecé a practicar baloncesto y otros deportes a los cuales le prestaba más tiempo que a los dibujos”.
Luis nos comenta que a pesar de que el dibujo siempre estuvo presente en su vida, se dedicó más a los estudios y los deportes, llegó a jugar baloncesto de forma universitaria. Ya a esa edad, Luis trabajaba para aportar a su familia, así que equilibrar trabajo, estudios en la UPEL y deportes no le dejaba mucho tiempo para dedicarse al arte. A pesar de eso, ya él se decantaba por los retratos hechos en grafito.
Luego del accidente y con tanto tiempo libre Luis se dedicó a ayudar a sus dos hijas con sus tareas escolares, pero no había retomado del todo los retratos porque no conseguía sentirse cómodo con su movilidad ni las herramientas. Hasta que a comienzos del 2020 ayuda a una de sus pequeñas con un dibujo: “ayudando a mi hija menor con sus tareas, le hago un dibujo pero con un lápiz marca Kores 2b que ella tenía, me gustó el resultado, me agarré el lápiz para mí y desde ese entonces comencé a dibujar sin parar y a subirlo en Instagram.”
A través de esta plataforma la historia de Luis y su arte empezaron a tener una gran receptividad, lo que para él fue como el incentivo que le hacía falta para seguir luchando con más ganas y entender que la vida sigue solo que debemos aprender a cómo vivir con nuestras circunstancias. Al irse haciendo viral en las redes, muchos portales comenzaron a interesarse por la historia de Luis Zorrilla, por lo que pudo comenzar a vender sus retratos.
“…he mandado encargos de retratos a Colombia, Washington y al interior de Venezuela, el embajador de Francia Romain Nadal también tiene una de mis obras en su casa en Francia. Hice una vez un retrato del personaje Don Ramón de la serie el «Chavo del 8» y su hijo Esteban Valdés vió el dibujo por las redes, conoció mi historia y ahora somos muy buenos amigos. Gracias a Esteban Valdés hice un retrato de La Chilindrina y le llegó por las redes sociales a la mismísima María Antonieta De Las Nieves y me publicó en su cuenta de Instagram.”
Son muchas las cosas buenas que le han pasado a Luis luego de retomar el arte, de ahí que este “hobby” le haya devuelto la esperanza y ahora se dedica de forma profesional al dibujo. A través de ellos quiere que la gente aprenda de su historia ya que nada es imposible, “…con amor y perseverancia se pueden lograr muchas cosas, trato de animar a los que están desanimados.”
Aprendizaje, constancia y paciencia, las claves de Luis
Para Luis Zorrilla la constancia y la paciencia han sido la clave de su éxito, luego de su accidente tuvo que cambiar toda su vida por completo, pero poco a poco ha logrado encaminar su vida para mejor. Al mismo tiempo ha tenido un gran aprendizaje, no solo mejorando su arte, sino a nivel de salud.
Su accidente cambió la forma de tratar a su cuerpo, como nos explica su obstáculo más complicado son: “Las escaras que me salen en mi cuerpo por estar tanto tiempo acostado y sentado.” Sin embargo eso no lo detiene de ver lo bueno de cada día, para continuar con lo que le gusta. De ahí que nos comenta esta anécdota:
“Un día, fuí al parque Francisco de Miranda (Parque Del Este) invitado por un profesor que da clase en una escuela de artes plásticas para que compartiera con sus alumnos, los niños dibujaban sentado en la grama, todos concentrados en sus dibujos mientras sus padres observaban y el profesor los guiaba, los niños ya me habían saludado pero no me prestaban atención porque no me conocían, al finalizar la clase el profesor les muestra una carpeta con los dibujos que yo había llevado, los niños y sus representantes estaban asombrados y al terminar de ver los dibujos me rodearon y comenzaron a aplaudirme, ese fue uno de los momentos más bonitos de mi vida.”
Cuando quisimos saber sobre su modelo a seguir nos dice en tono alegre que considera que puede ser él mismo pero como un artista reconocido a nivel mundial, en Venezolanos Ilustres vemos que no es un mal modelo a seguir y que también es un sueño que Luis fácilmente puede alcanzar. Toda Venezuela está enganchada con su historia y ahora que tiene el apoyo de Kores Venezuela y comienza en la Academia Olivares, todo apunta a que esto sea muy pronto.
Sobre su comida venezolana favorita nos comentó que el pabellón criollo es lo mejor y ese lugar que lleva en su corazón es El Ávila, como buen caraqueño. Su mensaje final para las nuevas generaciones es el siguiente:
“Que los sueños se pueden lograr si ellos se lo proponen, que no dejen para mañana lo que pueden hacer hoy, que sean muy agradecidos, que no se quejen y que amen y respeten a sus padres.”
Puedes seguir la historia y admirar el arte de Luis a través de sus redes bajo @LuisLapizArt.
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