Nacido un caluroso 19 de agosto de 1906 en el Valle de Canchunchú, Estado Sucre, Luis Mariano Rivera se sumergió desde temprana edad en un mundo de melodías y acordes. Criado por su abuela y su tío, apodado «el Indio Rivera», quienes eran músicos y compositores, el pequeño Luis Mariano creció rodeado de la riqueza de la música tradicional venezolana.
Los desafíos y la pasión por la música
A los siete años, la curiosidad por la música llevó a Luis Mariano a recibir un regalo que cambiaría su vida: un cuatro. Empezó a tocarlo con mucha ilusión y aprendiendo a buen ritmo; sin embargo, la vida le tenía preparados desafíos, ya que debido a la escasez de recursos en su familia, tuvo que trabajar en la hacienda de su padre.
A pesar de enfrentar innumerables retos y vivir una vida enfocada en la agricultura, Luis Mariano Rivera demostró una determinación inquebrantable por aprender y crecer. Durante muchos años, trabajó incansablemente, lo que le impidió acceder a una educación formal hasta su edad adulta.
Si hay algo que estuvo presente durante su vida fue la música, su pasión por las melodías lo convirtieron en uno de los más destacados exponentes de la música venezolana. Su pasión y habilidades musicales lo condujeron a compartir y enseñar su arte a personas de todas las edades. Especialmente durante las festividades navideñas, en su querido pueblo natal, se dedicaba a formar grupos para cantar aguinaldos y parrandas.
Una trayectoria apasionante
Luis Mariano Rivera encontró en la música una forma de transmitir su amor por la cultura y la tradición de Venezuela. A través de su enseñanza, inspiró a generaciones a preservar y valorar la riqueza de la música venezolana, llevándola con orgullo en sus corazones.
Podríamos decir que su labor se centró en mantener viva la esencia de la identidad venezolana, preservando las tradiciones del país. Todo esto lo reflejaban bien sus canciones, temas a través de los cuales compartía sus vivencias y sus sentimientos.
Su talento fue llevado a nuevos horizontes por Gualberto Ibarreto, uno de los grandes exponentes de nuestra música tradicional y popular, quien reconocía lo valiosas que eran sus obras. Pero Ibarreto no fue el único, la música de Rivera llegó incluso hasta Asia, gracias al talentoso y famoso director de orquestas Francés, Paul Mauriat, quien versionó una de las canciones más populares del venezolano, Juana Francisca. La versión instrumental del tema fue todo un éxito en Japón. Así mismo, la Orquesta Filarmónica de Londres también versionó su tema “Canchunchú Florido”.
El inmortal talento de Luis Mariano Rivera
A pesar de ser reconocido principalmente por su música, Luis también fue poeta y dramaturgo. Para comprender la importancia que Rivera tuvo para la historia de la música venezolana basta con saber que personajes muy conocidos le han dedicado obras, tal y como es el caso de Alí Primera, quien compuso una canción llamada “La canción de Luis Mariano” en su honor. Además, Luis ha sido homenajeado en distintas universidades del país, incluyendo por supuesto, la Universidad Central de Venezuela.
A sus 95 años de edad, Luis partió dejando un valioso legado musical para la cultura venezolana. Cada año, durante el mes de agosto, se rinde homenaje a este gran maestro, celebrando su nacimiento y recordando su contribución a la música y a la cultura de nuestro país.
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