Patrimonios del país: un año para celebrar nuestras raíces

Patrimonios de Venezuela en 2025: Casabe de yuca y Alexis De La Sierra

Este año tuvimos dos noticias que abrazan lo más profundo de nuestra identidad cultural, gracias a los patrimonios de Venezuela: por un lado, el casabe de yuca, alimento ancestral y símbolo de resistencia, recibió el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad; y por el otro, el Maestro Alexis De La Sierra fue designado Portador Patrimonial de la Nación por el Instituto de Patrimonio Cultural, un honor reservado para quienes sostienen y expanden la memoria creativa del país.

Son dos historias distintas, nacidas en tiempos, territorios y lenguajes diferentes, pero que dialogan desde un mismo lugar: ese punto en el que el venezolano se reconoce, se cuenta y se celebra.

Este ha sido un año que nos recordó que la cultura no es un concepto abstracto, sino un hilo vivo que se teje todos los días en la mesa, en los saberes compartidos, en las manos que crean y en las voces que defienden lo nuestro. Por eso, al mirar estos dos hitos, vale detenerse un momento y honrar el camino que los hizo posibles, así como el impacto que tienen en la memoria colectiva.

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Fotógrafo: Javier García
© Fundación Centro de la Diversidad Cultural, 2023

El casabe de yuca: un legado vivo que atraviesa siglos

Aunque el reconocimiento se otorgó en diciembre de 2024, su eco terminó de resonar con fuerza este año. Quizá porque, más allá del anuncio, necesitábamos un tiempo para asimilar la magnitud de lo que implica que el casabe, un alimento tan cotidiano y a la vez tan ancestral, esté hoy inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad.

La propuesta fue presentada de manera conjunta por Venezuela, Cuba, República Dominicana, Haití y Honduras, países unidos por una herencia indígena y afrodescendiente que encontró en la yuca un símbolo de persistencia. Y no es casualidad que esta alianza interregional haya sido parte fundamental del proceso: el casabe no pertenece a un único territorio, sino a un universo cultural que se expande más allá de las fronteras, conectando pueblos que han compartido conocimientos, técnicas, rituales y sabores durante siglos.

En Venezuela, hablar del casabe es hablar de origen. Es evocar a los ancestros caribes y arawak, a las conucos que aún hoy sostienen economías familiares, y a las manos que siguen rallando, exprimendo, cerniendo y tostando la yuca con una técnica que se ha transmitido generación tras generación.

Es también recordar su papel en los pueblos indígenas del Oriente, del Delta, del sur amazónico y de comunidades afrodescendientes que encontraron en este alimento una expresión propia de resistencia y continuidad cultural.

El reconocimiento de la UNESCO no celebra solo el producto final, ese disco dorado, crujiente y versátil que acompaña sopas, pescados y celebraciones, sino todo el sistema cultural que lo sostiene: las herramientas tradicionales, los utensilios, los conucos, la transmisión oral, las historias que pasan de abuelas a nietos, el trabajo comunitario que convierte la preparación del casabe en una actividad que reúne, enseña y fortalece.

Y así, lo que parecía ser un simple alimento demostró ser un símbolo profundo del carácter venezolano: creativo, comunitario, persistente y lleno de memoria.

Cortesía de Ion Pervilhac.

Alexis De La Sierra: un artista que se volvió patrimonio

Si el casabe nos conecta con el origen, el reconocimiento otorgado a Alexis De La Sierra nos recuerda que el patrimonio también se escribe con las manos contemporáneas que siguen creando, investigando, preservando y reinterpretando el alma del país.

Designado como Portador Patrimonial de la Nación, De La Sierra se suma a un grupo selecto de cultores que, desde su obra y su trayectoria, encarnan la responsabilidad de custodiar una parte esencial de la identidad venezolana.

Este título, otorgado por el Instituto de Patrimonio Cultural, no solo reconoce su aporte individual, sino la manera en la que su trabajo ha inspirado a generaciones, ha fortalecido comunidades y ha llevado las artes plásticas venezolanas a un lugar de mayor visibilidad y respeto.

Alexis De La Sierra no es un nombre ajeno para nosotros. En 2022, Venezolanos Ilustres tuvo el privilegio de entrevistarlo y conocer de cerca su vida, su fe, su visión del arte y esa forma tan suya de entender la creatividad como un acto humano, espiritual y profundamente vinculado a la esencia del país. Luego en 2023, lo acompañamos a celebrar sus 50 años de trayectoria a través de su exposición: “Alexis De La Sierra: Espiritualidad & Surrealismo en su Obra”.

En aquellas conversaciones, ya se asomaba lo que ahora se confirma con este reconocimiento: su obra es más que estética; es un testimonio vivo, un puente entre tradición y modernidad, un espacio donde se encuentran la memoria y la innovación.

Su trayectoria está marcada por una búsqueda constante de identidad, por el uso de materiales que dialogan con lo ancestral y lo urbano, y por un compromiso genuino con la idea de que el arte debe servir para elevar, transformar y acompañar a quienes lo observan.

Ha formado, guiado y acompañado a jóvenes creadores, ha promovido espacios para el aprendizaje y la creación colectiva, y ha mantenido una coherencia artística que le ha permitido ser un referente respetado dentro y fuera de nuestras fronteras.

Recibir el título de Portador Patrimonial no es solo un honor; es un acto de reconocimiento cultural. Es entender todo un camino de sensibilidad, disciplina y entrega. Es afirmar que el patrimonio no es únicamente una herencia antigua, sino también una fuerza viva que se renueva en personas como el maestro.

Un país que mira hacia adentro para reconocerse

Lo más valioso de estos dos hitos es que nos invitan a mirar hacia adentro, a reencontrarnos con aquello que a veces damos por sentado: nuestros sabores, nuestras historias, nuestros artistas, nuestros rituales, nuestras manos creadoras.

El casabe nos recuerda de dónde venimos. El maestro Alexis De La Sierra nos muestra hacia dónde podemos seguir creciendo.

Juntos conforman un panorama inspirador, un recordatorio de que, incluso en los años más desafiantes, la cultura aparece como un espacio de afirmación, de encuentro y de celebración. Ambos reconocimientos reafirman que Venezuela es un país de legado, de profundidad, de creatividad infinita. Y sobre todo, de gente que sigue haciendo, enseñando, cuidando y creando.

En un mundo en constante cambio, donde las tradiciones pueden desdibujarse fácilmente, que la UNESCO y nuestras instituciones culturales pongan el foco sobre estos elementos es una invitación a valorarlos aún más, a protegerlos y a transmitirlos.

Este ha sido un año para celebrar lo que nos define. Un año para agradecer a quienes han preservado los saberes que heredamos y para reconocer a quienes, desde su arte o desde su oficio, continúan expandiendo el mapa cultural del país.

Pero sobre todo, un año para recordar que Venezuela sigue iluminándose desde su patrimonio, el ancestral y el contemporáneo, el que viene de la tierra y el que nace de las manos.

Porque, al final, nuestro mayor tesoro siempre ha sido ese: lo que somos y lo que seguimos siendo.

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