Luis Vivas Arocha, un chef que conecta dos continentes
Lo interesante de la cocina es su incapacidad de permanecer estancada, es un mundo en movimiento al que Luis Vivas Arocha supo conseguirle el ritmo.
Cuando una llama se enciende en la cocina es porque un chef está trabajando y esta no se apagará hasta que el especialista considere que su plato está listo. Así comienza la vida de Luis Vivas Arocha, un cocinero que se inició con mucho interés por la comida criolla, especialmente la tradicional indígena, que aunque sabemos toda nuestra gastronomía tiene diversos orígenes, Vivas consideró muy intrigante la especialidad que surge de los ancestros indígenas.
Luego de haber conocido sobre ella y por los giros de la vida, aún a temprana edad emprende un nuevo rumbo a Florida, en los Estados Unidos, pero esa llama ya estaba encendida y la cocina siempre lo llamaría, por lo que Luis continúa aprendiendo sobre la gastronomía, en ese nuevo lugar conoce diversos platillos latinos que pronto encajaron en la cocina que él mismo estaría desarrollando. Pasado cierto tiempo viaja a España, donde comenzaría estudios profesionales en Barcelona, en la Escuela San Pol de Mar.
Posterior a esta etapa de aprendizaje, Luis continúa su camino en el País Vasco, específicamente a Bilbao donde ejecutaría muchas recetas más que se sumarían a la carta de su vida. Su estadía en Bilbao se debió al restaurante Azurmendi, del chef vasco Eneko Atxa quien ha recibido 3 estrellas Michelin, y otro especialista en la cocina de vanguardia, Mina, a cargo de Álvaro Garrido con 1 estrella Michelin.
Con esos dos lugares se apasiona por la cocina vasca, lo que le aportó muchísimo condimento para su presente y así poder crear un lugar propio, siendo este un conglomerado de culturas, tradiciones, colores y sabores, el resultado de todos estos años de mezclas entre platos descansó en el restaurante que el mismo Luis y su socio Javier Fernandes crearon, llamado “Janoko” que abrió sus puertas en el 2019 en Madrid, España.
Janoko es una sensación que ha estado en boca de muchos críticos gastronómicos, donde varios han considerado oportuno conocerlo como un espacio único que nadie puede ignorar. Su nombre viene de la lengua indígena venezolana oriunda de la etnia Warao que significa “casa”. Un restaurante decorado con diversos cuadros representativos, vivos en colores y figuras venezolanas desde sus mismas raíces.
Luis Vivas Arocha conectó dos continentes por medio de Janoko con la cocina vasca y latina, con un menú bajo influencias vascas pero ingredientes latinos que permiten hacer salir esa gastronomía indígena venezolana que varía de acuerdo a las temporadas para que todos puedan apreciar lo único, cosmopolita y versátil que es la cocina de este chef.
Los platos que resaltan en la página web http://janoko.es/ del restaurante Janoko creados bajo el sello del chef Luis Vivas son la mini reina de txangurro, una versión peculiar de la famosa reina pepiada venezolana con ese toque vasco justo como lo promete el chef, preparado con centollo, aguacate, y emulsión de cilantro; o las carrilleras en salsa negra con puré de raíz de apio, ají dulce venezolano confitado, un ají único en el mundo, y por supuesto no puede faltar el casabe como parte del servicio.
Los postres no dejan de ser especiales, como la tarta de queso con dulce de leche y helado de haba tonka, la favorita de muchos según se puede leer en los comentarios que dejan los visitantes en la página del prestigioso restaurante. Tal fue la experiencia de Ricardo Lorenzini que expresó: “Janoko superó mis expectativas, especialmente la manera tan creativa en la que preparan los platos y la combinación de sabores caribeños fusionados con vascos. La carrillera cocinada al punto y la tarta de queso de dulce de leche es, sin duda alguna, la mejor que me he comido en mi vida”.
Todas estas recetas dejan muy claro el concepto del restaurante, que ha sido todo un éxito para el chef venezolano Luis Vivas Arocha y todos los comensales que han podido disfrutar de los distinguidos platos, el ambiente cómodo y confiable como de alguien que entra a su propia casa.
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