Las artes escénicas, incluyendo el teatro, forman parte de nuestra esencia como venezolanos, pues somos el producto de una combinación de estilos, culturas y de almas libres repletas de talento. Sin embargo, a lo largo de nuestra historia han existido personajes extraordinarios que han dejado su huella imborrable en el crecimiento y desarrollo de las artes en nuestro país. Tal es el caso del maracayero Isaac Chocrón Serfaty, un destacado dramaturgo, traductor, ensayista, narrador y además profesor universitario, que se autodefinía a su vez, como “zurdo, judío, homosexual y escritor”.
Pero, ¿cuáles fueron los aportes de Chocrón? Han sido muchos, comenzando con la fundación de la Compañía Nacional de Teatro, la dirección de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y del Teatro Teresa Carreño, así como la creación de “El nuevo grupo”, organización referencia del teatro venezolano integrado por Chocrón, José Ignacio Cabrujas y Román Chalbaud, llamados la “Santísima Trinidad de las artes escénicas” en Venezuela.
No obstante, todo este conocimiento e ideas que instauró Chocrón en nuestro país lo logró en gran medida por la preparación que obtuvo en tierras como Estados Unidos e Inglaterra, donde había más adelantos en cuanto a las artes se refiere. Estudió bachillerato en Bordentown, Nueva Jersey y realizó cursos de Literatura Comparada en la Universidad de Columbia. También, obtuvo el título de Licenciado en Artes en la Universidad de Siracusa, el Máster en Relaciones Internacionales de la Universidad de Columbia y realizó un doctorado en Desarrollo Económico en la Universidad de Mánchester, lo que lo llevó a ser uno de los dramaturgos más importantes de Latinoamérica en el siglo XX.
Chocrón | Una mente brillante
A lo largo de toda su vida, nuestro homenajeado escribió, dirigió y formó parte de una manera u otra de muchas obras, que no tienen otro calificativo que extraordinarias y, a continuación, nombramos algunas de ellas.
Pájaro de mar por tierra es una de estas obras, novela en la que Chocrón recrea al lector con el estilo de la literatura anglosajona y europea de los años setenta. La revolución (1971), representada en 42 países y en repertorio en compañías teatrales de Latinoamérica y Estados Unidos, siendo una de sus obras más representativas. Mesopotamia (1980), en la que este brillante escritor explora la familia judía emigrante en Latinoamérica, pero también las dificultades de crecer sintiéndose diferente. Mientras que 50 vacas gordas, novela publicada en esa época, llena de un humor cáustico e hilarante, reflexiona sobre un país que se acostumbró a ser rico y que de pronto se descubre empobrecido, endeudado y engañado.
Además, hay que acotar que este insigne maracayero fue el único autor que se atrevió a escribir sobre los conflictos personales y sociales ocasionados por la tragedia de Vargas, ocurridos tras el deslave en este estado venezolano en 1999 que arrasó con pueblos enteros.
Por supuesto, tenemos que mencionar las obras de teatro que llevan su firma, como Mónica y Florentino, El quinto infierno (1961) Amoroso o una mínima incandescencia (1961), Animales feroces (1963), A propósito del triángulo (Un acto dentro de triángulo) (1964), Asia y el Lejano Oriente (1966), por solo indicar algunas de su extenso haber, que les mereció el Premio Nacional del Teatro en el año 1979.
En lo que a ensayos se refiere, Chocrón fue el autor de Tendencias del teatro contemporáneo (1966), Color natural (1968), Maracaibo 180º (1978), Tres fechas claves del teatro venezolano (1979) y más.
Indiscutiblemente, Isaac Chocrón es y sigue siendo un hombre increíblemente brillante, a pesar que no esté ya con nosotros físicamente. Sus logros perdurarán a lo largo de la historia, pero no solo en Venezuela, sino en el resto del mundo, porque, además de ser un venezolano con un talento fuera de este mundo, trabajó con amor y pasión para llevar a feliz término todas y cada una de sus obras, lo que nos llena de orgullo y admiración. Hombre incansable con etiqueta venezolana.
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