En esta edición dedicada a las mujeres venezolanas que se han destacado por su desempeño en diferentes áreas, le traemos a la pintora caraqueña Mercedes Pardo, quien es considerada una de las artistas más prestigiosas y representativas del arte moderno abstracto de nuestro país.
Comenzamos contándoles que Mercedes nació el 20 de julio de 1921 y que falleció el 24 de marzo de 2005 a los 84 años de edad por causas que no han sido reveladas a la fecha. Asimismo logró según los expertos “la autonomía del cuadro a través del tratamiento sensorial del color”.
Hija a su vez, de Rafael Pardo Becerra e Inés Mercedes Ponte Machado. Nació específicamente en la parroquia La Pastora de Caracas, sin embargo su infancia transcurrió entre su ciudad natal, la Isla de Margarita y Los Teques. Se formó además en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas. No obstante, también vivió varios años en Santiago de Chile y París.
Pero un dato que no podemos pasar por alto con respecto a la formación que tuvo Pardo, es que su primera profesora de dibujo y pintura fue lngeborg Fostberg, quien enseñaba a un grupo de niños, entre ellos unos sobrinos del también pintor venezolano Tito Salas.
Desde temprana edad inició su trayectoria en las artes plásticas abarcando diferentes técnicas y lenguaje abstracto, siendo los principales la pintura, acuarela, vitrales y collages, a lo que también se le suma sus destacadas escenografías para teatro y una interesante obra gráfica, que se expuso en la Universidad Metropolitana de Caracas. Trayectoria que a su vez, la llevó a merecer uno de los principales galardones del país, el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1978.
Además de eso, Pardo exhibió sus trabajos fuera de nuestras fronteras, como por ejemplo en el Espacio Lumière de la Galería Suzanne Michel en París, junto a otros reconocidos artistas para la época, entre ellos su esposo Alejandro Otero, Jesús Soto, Luis Guevara Moreno, Carmelo Ardem Quin, Rubén Núñez, Jack Youngerman y Kosnit-Kloss. Posteriormente llegó a Venezuela y participó en la «Exposición internacional de arte abstracto» (Galería Cuatro Muros, Caracas).
Cuando por fin, el abstraccionismo es aceptado en territorio venezolano en la década de los cincuenta comienza en el país un movimiento interesante con aires de “renovación artística” tanto en materia educativa como en la puesta en marcha de obras y exposiciones. Esto gracias a que muchos artistas formados en Francia regresan a Venezuela a poner en práctica todo lo aprendido, tal es el caso de Pardo, quien comenzó con la creación de piezas con abundantes capas pictóricas que luego la conducen hacia los efectos cromáticos.
Igualmente inicia en 1956 con sus escenografías teatrales con la obra “Intervalo” de Elizabeth Schön, que tuvo lugar en el Teatro Nacional de la capital venezolana. Ese mismo año estuvo a su vez, en las exposiciones “Collages”, en la “Exposición Fundación Cristónal Rojas” en el Salón de Arte Abstracto. Mientras que en el año 1959 funda la sección pedagógica del Museo de Bellas Artes y se hizo presente en la V Bienal de São Paulo, Brasil. También expuso en el II Salón Interamericano de Pintura (Barranquilla, Colombia), «Arte hoy» (La Habana) y «Espacios vivientes» (Palacio Municipal, Maracaibo), y se radica en París, donde pintó acuarelas abstractas caracterizadas por el trazo lírico, goteos y manchas que crean un gran dinamismo en el espacio plástico.
Más presentaciones y premios para Mercedes Blanco
Y si todo lo contado en los párrafos anteriores les pareció extraordinario, pues déjennos decirles que aún hay más significativas participaciones de nuestra Mercedes Pardo en diversas actividades artísticas, como la XXXI Bienal de Venecia en 1962, en la que presentó “Huellas”; una serie monotipos frotando objetos como tuercas, clavos y clips.
Ese mismo año crea la Escuela Cooperativa de San Antonio de los Altos en el estado Miranda, donde impartía talleres artesanales, estuvo además compartiendo las salas del Museo de Bellas Artes con Josep María Cruxent, en las que mostró 36 cuadros donde utilizó tonos suaves y colores transparentes contrastando con sus obras anteriores.
Asimismo, recibió en 1964 el Premio Nacional de Artes Aplicadas junto a su esposo, Alejandro Otero. A ello se le suma la fundación y dirección del taller de expresión artística infantil en la Fundación Mendoza, así como el impartir clases de arte a niños, organizadas por el Banco del Libro en zonas populares de la ciudad de Caracas y estuvo también como asesora en la Fundación del Niño.
Paralelamente, no dejó de trabajar en sus proyectos personales, en crear y crear más piezas artísticas que la condujeron a estar en exposiciones de «Panorama de la pintura venezolana» con su obra La Habana; en «Los artistas y Olivetti» (MACC) y también dijo aquí está “Mercedes Pardo” en la muestra «L’œil en question» (Noroit, Arras, Francia).
Aunado a ello, en 1979 específicamente en la Galería de Arte Nacional de Caracas organizó una retrospectiva con obras realizadas entre 1952 y 1978. Participó por supuesto, en la exposición «Arte constructivo venezolano 1945-1965: génesis y desarrollo», realizada en la indicada galería.
Ese mismo año diseñó además para el Teatro Municipal de Caracas, un telón de boca de trescientos metros cuadrados, del cual Fundarte realiza una edición serigráfica. En 1983 es invitada a la II Bienal Nacional de Artes Visuales (MACC). En 1984 expone en la I Bienal de La Habana y comienza la serie de obras titulada Suite cubista. En 1987 concurre a «50 años de pintura en Venezuela a través de los Premios Nacionales» (Museo de Arte La Rinconada, Caracas) y al Salón Nacional de Artes Plásticas en la sección artistas invitados (MACC). En 1991 realizó su exposición antológica más importante, «Moradas del color» (GAN).
Sin duda, Mercedes Pardo no descansó e hizo siempre caso a lo que le dictaba su corazón con respecto a las artes, y como decimos en nuestra tierra “para muestra un botón”. En todo este extraordinario recorrido por las artes plásticas Mercedes demostró que cuando hay voluntad, amor y pasión todo es posible.
No podemos culminar este paso por la vida artística de Pardo sin hacer referencia que con motivo de la Feria Iberoamericana del Arte 2004, ella se definió como «la colorista» en un homenaje que incluyó la publicación de un libro que recoge parte de su obra, titulado “La utopía privada de Mercedes Pardo”.
Una mujer admirable y que dejó una huella imborrable en el arte abstracto, en la colorimetría y por qué no, en materia artística de nuestro país. Por eso es que al igual que todas las mujeres de esta edición está presente su magnífica historia, para de alguna manera mantener vivo su legado.
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