«La única competencia es con uno mismo porque para lograr algo hay que trabajar duro y con disciplina»
Isabella Franco Gamboa es una joven venezolana de 16 años de edad, nativa de Puerto Ordaz, estado Bolívar, actualmente viviendo en Boa Vista, Brasil. Su vida solamente gira en torno al ballet, aunque se encuentra cursando la 2da serie de ensino médio y ayuda a su madre en el centro de artes que recién abrió para niños de 4 a 10 años de edad. Isabella comenzó a sus 4 años en el ballet, en la Academia Sol en Puerto la Cruz. Debutó con El Cascanueces y luchando contra todo malestar general pudo interpretar a una ratoncita.
Entre las presentaciones en las que ha podido estar Isabella Franco Gamboa, se encuentran El Cascanueces, la obra en la que más veces ha participado llegando a representar los papeles de un ratoncito, mazapán, parte del vals de flores, copo de nieve, china, amiga de Clara y Clara. Todas las veces en Puerto la Cruz, Venezuela. La cual fueron sus presentaciones favoritas. En el 2017 estuvo en el Pura Danza Internacional, bailando Copelia, Pizzicato, Lago de los Cisnes y Contemporáneo. De igual modo estuvo en Arts Ballet Theatre Of Florida, Estados Unidos, con Copelia. Branca de neve, representando la Corte Escola de Ballet Cristina Rocha en Brasil. El I Festival de Dança CBDD de Boa Vista, Roraima, Brasil participando como Esmeralda y la danza neoclasica La Vida.
«Mi mayor triunfo es la satisfacción que me ha dado el ballet de ser constante»
Isabella Franco Gamboa ha bailado sola, Pas de Deux y varios papeles importantes. Lo más reciente, luego de su llegada a Brasil fue participando en el I Festival CBDD Conselho Brasileiro de Dança, representando a la escuela Cristina Rocha, donde ganó 4 bolsas que le dieron pase a otros Festivales de Danza en Rio de Janeiro, Fortaleza-Ceará, Espíritu Santo y en Festival Internacional de Amazonia. Durante la pandemia del 2020 obtuvo en FENDAFOR Brasil el 2do lugar Duo Estilo Libre. También participó en un concurso nacional on-line realizado en Pernambuco titulado Conecta Danza donde ganó el 2do lugar con el dúo La Vida y 3er lugar con el solo Giselle.
Uno de los obstáculos que ha vivido Isabella Gamboa ha sido las diversas ocasiones en las que ha tenido que mudarse de hogar, haciéndole adaptarse a distintas técnicas y formas de enseñanza de cada profesor, pero nada imposible, hasta ahora más bien la ha ayudado a aprender más. Reconocer que el ballet clásico es su pasión le ha servido de motor para no detenerse, este la hace feliz, por lo que siente que su alma se nutre cada vez que se encuentra ensayando y bailando.
El ballet clásico es un aprendizaje de por vida
Aún a su tierna edad, Isabella Franco Gamboa está decidida a dar todo por el ballet clásico. Ha tenido un camino de aprendizaje constante. Sus planes siguen siendo estudiar, aprender otro idioma y por supuesto, más ballet, «que me hace tan feliz». Para ella se trata de poder contar una historia solamente por el idioma corporal. «Es el arte del movimiento, de vivir y transmitir emociones a través de la danza clásica.» Y aunque muchos pueden considerarlo un mundo frívolo, lleno de competencias entre los bailarines, Isabella Franco lo ve de un modo positivo como impulso para ser constante, entendiendo que la única competencia es realmente con ella misma, llevando como guía el trabajo duro y la disciplina.
Isabella no puede pensar en realizar otra disciplina que no sea el ballet. Admira a Svetlana Zakharova, Lucían Hernández, Vladimir Issaev, Karina González y Ana Botafogo. Se ha inspirado en sus profesoras de ballet Marisela Riera y Cristina Rocha, por la dedicación y constancia que estos enseñan. Le gusta como a toda joven pasar tiempo con sus amigos, los videojuegos, escuchar música y viajar. El lugar de Venezuela que siempre lleva en el corazón es Puerto La Cruz, adora comer empanadas, cachapas y tequeños. Además de siempre estar extrañando a su abuela, tíos y primos en su país natal.
Isabella Franco Gamboa invita a todos los que desconocen del ballet a que lo vivan, porque es bonita y si de verdad lo quieren como su carrera de por vida, pues que se den la oportunidad porque esta no los defraudará. «El ballet clásico es un aprendizaje de por vida. Es por ello que quien es bailarín hoy será para toda la vida, es un estilo de vida gratificante»
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