“Siempre puedes estar mucho mejor o mucho peor, qué tan mejor o qué tan peor, depende de ti”
El conocimiento, la constancia, saber escuchar y compartir todos esos estudios adquiridos, han sido piezas fundamentales en el éxito para Francisco Betancourt. Él es un especialista en manejo y adecuación de plantaciones. Se dedica a la calidad del cacao y a la evaluación de nichos con potencial para la chocolatería fina. Estos por mencionar brevemente sus diferentes habilidades. Francisco es un genio en la agricultura.
Las primeras impresiones de Betancourt durante sus primeros acercamientos a la agricultura fueron sorpresivas. «Yo estaba absorto y mis compañeros muy aburridos. Era para mí como estar en la NASA». Tenía 10 años cuando fue a un viaje escolar a Fusagri (Fundación Shell de Servicios al Agricultor). De la época lo que más recuerda es estar absorto y maravillado, especialmente por el Samán que adornaba la redoma en la entrada. Esto solo produjo el nacimiento de un sueño: volverse ingeniero agrónomo.
Su trayectoria comenzó con el trabajo en el Laboratorio de Cultivos Tropicales de la UCV, Facultad de Agronomía. Era un programa de Investigación con cacao durante el 2002, año en el que todavía era un estudiante de la misma casa de estudios.
De hecho, esta experiencia con el cacao la encuentra accidental, ¡pero de los buenos accidentes!. Fue durante su creación de la tesis que debido a la ausencia de su profesora, consiguió un nuevo tema en este fruto grandioso. Sin embargo, considera que no fue directamente por el cacao, sino por las personas.
Durante los años de investigación para la tesis, tuvo que realizar viajes a sitios cacaoteros, como Ocumare, Cata y Cuyagua. Así conoció a Venancio Martínez, quien para el momento era presidente de la Empresa Campesina Cuyagua. Él le enseñó el secado del cacao en el patio de la comunidad y la fermentación. Caminando y descubriendo las haciendas fue que pudo conocer «la gente del cacao», lo que incluía costumbres, tradiciones, hábitos y por supuesto, el cacao.
Posteriormente a esa experiencia, llegó el momento en que Francisco Betancourt se graduó y fue aceptado en un proyecto de cacao desarrollado por una organización Internacional de ayuda humanitaria, CESVI Cooperazione e Sviluppo, de origen italiano. Estuvo en Barlovento, estado Miranda hasta el 2007. Durante el mismo año también pudo integrarse en Chocolates El Rey C.A. Específicamente como asesor de campo, en lo que continúa hasta la actualidad, solo que ahora con el cargo de Gerente de la Unidad de Gestión Agrícola.
Francisco Betancourt: hablar de cacao es hablar de cultura
En Chocolates El Rey, Francisco Betancourt comenzó como pupilo de la ingeniera Beatriz Escobar. Para él, una dama brillante y modelo a seguir, quien mejor ha dominado el manejo de plantaciones de cacao en Venezuela. El aprendizaje fue desde cero y propiamente en el campo. Esta experiencia la vio muy enriquecedora , para él, lo que les aporta dimensión al esfuerzo, además que el trabajo es más detallado porque les motiva al compromiso y vivencia personal. A su vez, les permite capacitar a otros aliados con mayor dedicación, porque conocen de primera mano el funcionamiento, manejo y diferencias.
«Solo bajo el esquema de aprender haciendo al lado de nuestros productores, recorriendo el país cacaotero, de tú a tú en campo hemos logrado escribir la historia de Chocolates El Rey en la “cacaocultura” venezolana.»
El cacao es uno de los frutos más importantes de Venezuela. Francisco Betancourt trabaja con un cultivo del modo tradicional, pero, con respecto a la cultura y el significado histórico que posee en las comunidades y la gente. Es decir, se mantiene tradicional cuando se habla de que este no es solamente una semilla que se transforma en chocolate, es también cultura, tradición, historia, venezolanidad y amor por lo nuestro.
De forma más centrada en el ecosistema, es un cultivo conservacionista. Funciona como protector de cuencas, de suelos, hace bosques complejos, de sombras. Además, es un ecosistema muy frágil y, como expresa Betancourt, es inevitable considerarlo como parte de la solución a los problemas globales de desertificación, degradación de suelos y calentamiento global.
Pero, entre todos estos significados, es necesario modernizar el sistema de producción de cacao para que sea más eficiente y productivo; lo que permitirá sostener y mejorar la calidad del producto. Es precisamente esto lo que ha hecho que las plantaciones asesoradas por Chocolates El Rey y el equipo de Francisco, tengan un equilibrio dinámico entre lo tradicional y lo moderno. Priorizan la producción cacaotera para que sea económicamente rentable (negocio), ambientalmente respetuosa y equilibrada (ecología) y socialmente aceptada (que no vaya en contra de principios y valores de las comunidades y productores).
Francisco Betancourt explica que Venezuela es la cuna de los cacaos criollos en el mundo. De hecho, existe una casi infinita diversidad genética en otros materiales forasteros y trinitarios. Otros aspectos como el terruño, las condiciones de la zona (clima, suelo, vientos, radiación solar), aspecto que influye en sus características distintivas, dado que incluso siendo cacaos de la misma genética, solo por la zona donde se cultiva, se vuelven diferentes. Y si a ello le sumamos el manejo, trato, fermentación y secado que le dan los productores, hacen que un cacao sea muy diverso de otro.
«Cada finca termina siendo un muy particular nicho de cacao con características de sabor y aroma tan específicos que terminan siendo cacaos complejos, con notas muy particulares que los hacen sencillamente únicos en el mundo».
Lo que hace Francisco tiene verdadero impacto en la gente y el ambiente
Porque la motivación de Francisco Betancourt es ayudar a quien más lo necesita, y eso se transforma en un impacto tangible en la vida de muchos. La habilidad de aportar vida en un espacio desolado no la posee cualquiera, menos cuando gran parte de la población se dedica a destruir espacios. Pero, por personas como Francisco, el mundo sigue siendo un grandioso lugar donde se pueden producir e ingerir alimentos únicos.
Quizás suena como una tarea heroica ¡porque lo es! Pero también presenta riesgos muy humanos para Betancourt. En los recorridos por Venezuela se arriesga a situaciones de inseguridad, pero la misma fauna silvestre, serpientes, accidentes, entre otros están presentes en su día a día. Estas visitas a zonas de producción mantienen mucha distancia de su vida familiar, lo que es un desafío muy grave para él. Por supuesto, hay una línea muy delgada entre su vida laboral y personal, donde la separación es casi invisible y causa complicaciones para Francisco. Ya que la mayoría del tiempo la pasa entre trabajos y viajes, lejos de la familia, que son todo para él.
Pero, estos viajes también han dado las mejores experiencias para la vida de Betancourt, como su vivencia conociendo dos comunidades cacaoteras del Alto Caura: Anadekeña Sodiña y Santa María de Erebato. Desde recorridos en curiara por el Caura, sortear el Salto Pará, 15 días que consideró «alucinantes» entre cacao y sus costumbres, más un regreso peligroso, en curiara y con 6 toneladas de cacao. Incluso con indígenas afectados por Malaria. «Esta experiencia es la muestra de que la cúspide de la creación somos los seres humanos, pero aún más, el hombre y la mujer indígena que viven en paz con ellos mismos y la naturaleza y son capaces de afrontar y vencer cualquier obstáculo por imposible que parezca.»
Con toda una vida dedicada al cacao y la agronomía, Francisco Betancourt alienta a las nuevas generaciones a hacer lo que aman, pero hacerlo bien. Recuerda que hoy Venezuela necesita de profesionales del agro con más fuerza que nunca, y en el área de cacao todavía queda mucho por hacer. Así que recomienda que se preparen y documenten muchísimo, así como él hizo, con mucho aprendizaje de campo y estudios.
Para mucha más información sobre la trayectoria de Francisco Betancourt, puede conseguirlo en su Instagram personal @francisco_betancourt_el_rey o su correo electrónico fbetancourt@chocolate.com.ve.
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