La ciudad de Tumeremo, en el Estado Bolívar vio nacer en 1926 al inigualable, Leopoldo Sucre Figarella. Ingeniero civil egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1948, y que trabajó incansablemente por el progreso del país, en cuanto a infraestructura se refiere.
Ocupó altos cargos dentro de la administración pública como ministro de Obras Públicas, de Transporte y Comunicaciones. Fue presidente además de la Corporación Venezolana de Guayana (CGV) y, también tuvo la responsabilidad de gobernar al Estado Bolívar. Todo esto ocurrió durante los gobiernos de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Carlos Andrés Pérez.
Este hombre estuvo abocado a materializar obras de envergadura que permitieran modernizar y, a su vez, contribuir con el progreso de Venezuela. Metas claras, inteligencia, dedicación y una voluntad inigualable para trabajar, fueron algunas de las cualidades que caracterizaron a este enigmático servidor público, quien tuvo una visión concreta de cómo debía ser la Venezuela moderna.
Cualidades que le permitieron junto a su equipo, la construcción de las más importantes obras de la nación, entre las que destacan: los puentes Rafael Urdaneta y Angostura, ubicados sobre el Lago de Maracaibo y el río Orinoco, respectivamente. Así como la ejecución del Distribuidor la Araña en Caracas, y el inicio de la represa del Guri en Bolívar (segunda etapa).
Aunado a ello, el incansable Sucre Figarella, hijo de José Manuel Sucre, emprendedor de la minería e Inés Matilde Figarella; también formó parte del proyecto del Metro de Caracas y de la construcción de las carreteras Tejerías-Valencia, Valencia-Puerto Cabello, Ciudad Bolívar-Puerto Ordaz y San Félix-Upata.
Todo esto lo logró en su gestión como ministro de Obras Públicas, específicamente durante la presidencia de Raúl Leoni, incluyendo a su vez, el término de la ampliación del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, por mencionar solo algunas.
Es importante añadir, que el destacado ingeniero perteneció a las filas del partido político, Acción Democrática (AD) por sentir afinidad con las propuestas de esta tolda política.
Sucre Figarella, sí fue profeta en su tierra
El bolivarense no solo tuvo una gestión ejemplar en cargos nacionales, sino que rompió paradigmas y demostró que sí se puede ser profeta en su tierra.
Prueba de ello, su desempeño como gobernador del Estado Bolívar (1959-1962), designado por el presidente Rómulo Betancourt. Periodo en el que fue pieza angular para la ejecución y conclusión de diversas soluciones viales aún vigentes, tal es el caso de las autopistas Ciudad Bolívar-Ciudad Guayana, Ciudad Guayana-Upata, además de la red vial que conecta a la población de El Dorado con Santa Elena de Uairén.
Posteriormente, en 1984 el mandatario nacional para la época, Jaime Lusinchi nombra a Leopoldo Sucre Figarella como presidente de la Corporación Venezolana de Guayana; destacándose por dar inicio a la construcción de las centrales eléctricas: Macagua y Caruachi y ampliar las capacidades de las empresas Sidor y Ferrominera.
Aunado a ello, atendió las necesidades de la población para la época mejorando el servicio de agua, edificando hospitales y dispensarios. Pero adicionalmente, también promovió el crecimiento del complejo de aluminio de Guayana y a su vez, se le atribuye más del 80% de la infraestructura educativa en la región.
Sin más que agregar, Leopoldo Sucre Figarella quien contrajo nupcias con Cruzana Ortega y tuvo tres hijos. Fue una mente brillante, un visionario del progreso y la modernización del país. Figura ilustre, ejemplar nacido en Venezuela que dejó un legado sin precedentes que aún prevalece en nuestros días.
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